viernes, 3 de mayo de 2013

La pelota de Ulises

En el patio tendremos cuidado con la pelota, no jugaremos con piedras pues nos podemos hacer daño o romper un cristal del cole y también respetaremos a los pajaritos y sus nidos porque en un momento dado nos pueden ayudar. Os lo demostraré...


jueves, 2 de mayo de 2013

Jugamos al escondite en el recreo


¿JUGAMOS EN EL RECREO? Vamos a aprender un juego llamado JUGANDO AL ESCONDITE, es muy probable que las mamás y los papás se lo sepan. Habla de un lobo que se está vistiendo, pero es un lobo muy bueno, no debemos asustarnos. ¿Qué te parece si vemos el video y nos aprendemos la canción? ¿Te ha gustado? ¿Quieres jugar con tus amiguitos y amiguitas? ¿Por qué no lo hacemos en el "cole" a la hora del recreo? ¿Lo intentamos? ¡¡¡Cómo nos vamos a divertir!!! Es un juego participativo y nada violento. ¡¡¡Nos vemos en el recreo!!!


En casa, en el cole y en el recreo cuidamos nuestro planeta


¡Cuidamos nuestro planeta Tierra!
 Cuento: El niño del no y el agua
Érase una vez un muchacho muy, muy desobediente al que su familia llamaba "el niño del No", porque cada vez que le ordenaban hacer algo, él hacía lo contrario. Si le decían que se levantara, él se quedaba en la cama.Si le decían que se vistiera, él se quedaba en pijama. Así una cosa tras otra y por eso su familia acabó olvidando su verdadero nombre y siempre se referían a él como "el niño del No". Se pasaba las horas viendo la televisión o delante de su ordenador y no respetaba ni a nadie ni a nada. Por ejemplo: si iba al baño, dejaba la luz encendida, y cuando le decían que la apagara él respondía: "ahora, ahora", pero no se movía del asiento. Si abría la nevera, la dejaba abierta y, cuando le decían que la cerrara, él respondía: "ahora, ahora", pero no se movía del asiento. Siempre hacía lo contrario.
      
                             
Un día de esos en los que tienes la sensación de que va a ocurrir algo mágico "el niño del No" abrió el grifo del lavabo para lavarse la manos, pues las tenía pringadas de chocolate y se fue al salón a ver la tele, dejando el grifo abierto. Su madre, al oír caer el agua desde la cocina, le dijo: "¡Cierra el grifo!", y "el niño del No" respondió "ahora, ahora" y siguió viendo la tele. Su padre, al oír caer el agua desde su despacho, le dijo: "¡Cierra el grifo!", y "el niño del No" respondió: "ahora, ahora" y siguió viendo la tele.
                                                 








El abuelo, al oír caer el agua desde su cuarto, le dijo: "¡Cierra el grifo!", y "el niño del No" respondió: "ahora, ahora" y siguió viendo la tele.


Al cabo de un buen rato, "el niño del No" sintió sed y gritó desde el sillón: "mamá, tráeme un vaso de agua", pero nadie respondió. Entonces gritó: "papá, tráeme un vaso de agua", pero nadie respondió. Entonces gritó: "abuelo, tráeme un vaso de agua", pero nadie respondió. Refunfuñando, se levantó para beber un vaso de agua pero, cuál fue su sorpresa cuando, al abrir el grifo, no cayó ni una gota.

¿Dónde está el agua?

"¿Dónde está el agua?", se preguntó, y empezó a buscarla por todas partes. La buscó en los cajones y en los armarios, en las habitaciones y debajo de las camas, buscó en el trastero y hasta miró por la ventana por si el agua se había ido de paseo. Entonces pensó: "grifo tonto, seguro que se ha atascado", y metió uno de sus dedos en el grifo para comprobarlo. Y en aquel momento, desde el dedo que tenía dentro del grifo hasta los dedos de los pies, "el niño del No" se convirtió en una gota de agua y se coló por el desagüe.
          
Mientras se deslizaba por las tuberías como si bajara por un enorme tobogán "el niño del No" gritaba "¡que no sé nadar!”
                                                 
 Y estuvo cayendo y cayendo hasta llegar a un río subterráneo. Allí se encontró con otras gotas que le miraban raro. Él decía: "¿qué miráis?", y las gotas respondían "glub, glub". Sin saber hasta dónde iba, recorrió junto a las otras gotas el camino del río subterráneo hasta llegar a una laguna, donde millones de gotas sobran.

"¿Qué hacéis aquí?" - preguntó "el niño del no". Y las
gotas respondían: "Glub, glub". Una gota que hablaba el lenguaje de los niños, se acercó y le dijo:
- "Vamos a crear electricidad".
- "¿Para qué?", preguntó el niño.
- "Para muchas cosas", respondió la gota. "Para que tengas luz en tu casa, para que los electrodomésticos, como la nevera o la lavadora funcionen... ¿Quieres ayudarnos? Ninguna gota sobra.


                                                                     
   
Y "el niño del no", para no variar, contestó: "no. Prefiero irme a mi casa a jugar con el ordenador". "Pues para eso hace falta electricidad", le explicó la gota.

De repente, una gota que parecía mandar más que las otras gotas, dio la orden y todas las gotas se prepararon para crear energía. Como si fueran una sola, se abalanzaron contra una pared, formando montañas de espuma, mientras el niño del no las observaba desde atrás. Miraba cómo trabajaban juntas, cómo sudaban la gota gorda para que él pudiera tener electricidad en su casa y recordó lo que le había dicho la gota que hablaba el idioma de los niños: "ninguna gota sobra". Y sintió por dentro algo que sólo se puede sentir en uno de esos días en que algo mágico puede ocurrir: sintió la necesidad de ayudar. Y se unió al resto de las gotas para crear energía.

                                 
Cuando hubo terminado, se coló por una cañería y regresó nuevamente al grifo de su casa y se transformó en niño nuevamente.
                                       
Dio muchos besos y abrazos a sus padres y abuelo y, aunque ellos no creyeron su historia, comprobaron que algo había cambiado, porque si le pedían que pagara la luz, en lugar de decir "ahora, ahora...", decía "ahorra, ahorra..." y la apagaba corriendo, pues había comprendido la importancia de ahorrar energía y el enorme esfuerzo que suponía crearla. Y con el tiempo dejaron de llamarle "el niño del no" y recuperó su nombre.


¡Y colorín colorado este cuento se ha acabado y nuestro planeta Tierra hemos salvado!

viernes, 19 de abril de 2013


LA IMPORTANCIA DEL RECREO
El tiempo de recreo no es un capricho ni un simple rato para que niños y niñas jueguen. Este descanso (o descansos) dependiendo del colegio tiene una gran importancia educativa .El juego y por tanto el recreo son parte fundamental de la formación de niños y niñas. Además de permitirles relajarse y sobrellevar de forma adecuada la jornada escolar, optimizando su rendimiento, el recreo es el momento en que pueden interaccionar libremente sin la supervisión directa de una persona adulta, contribuyendo así a su socialización.
Entre compañeros y compañeras, aprenden a negociar, a ceder, a trabajar en equipo, a ganar y perder de forma libre, experimentando sus propias reacciones y las de los otros, nadie les dice qué o como tienen que hacer (salvo en casos graves) así que tienen que ir aprendiendo de sus propios errores y creciendo como personas, aprendiendo a resolver conflictos. Es un tiempo en el que se les permite poner en práctica la teoría que van aprendiendo de forma más o menos directa e intencional, el terreno donde ponen en juego sus normas sociales, sus valores y prioridades enfrentándoles a las del resto de personas de su grupo para encontrar el equilibrio y su lugar dentro de esa pequeña comunidad.
EL grupo, de niños y niñas de la misma edad, es el mayor de los elementos socializadores al que nos podemos enfrentar y es en los tiempos de ocio el recreo en el que la parte más joven de la sociedad empieza a practicar sus habilidades sociales, su afectividad y su empatía.
Además, el recreo es un momento excelente para desarrollar su imaginación, inventar juegos, reglas de juegos, desempeñar distintos papeles y hacerlo de forma colectiva. Por otro lado, les aporta un rato de "movimiento" asegurado al día, con los beneficios que eso reporta para su salud, ya que desarrollan actividades motoras y físicas, deportes de grupo, etc...
Por tanto, en ese breve espacio de tiempo conjugan todas sus habilidades físicas... todo se da al unísono en el tiempo de juego.
El recreo juega un papel tan importante que distintas investigaciones han hecho de él su campo de estudio. Desde la utilización del espacio físico al tipo de juegos que se desarrollan pasando por el papel del profesorado, distintos aspectos de este tiempo escolar  han sido objeto de análisis. Así por ejemplo, Romina Barros del Colegio de Medicina Albert Einstein de la Universidad Yeshiva, en Nueva York realizó un estudio en el que analizó la incidencia del disfrute o no del tiempo de recreo 11.000 niños y niñas entre 8 y 9 años, concluyendo que un descanso de 15 minutos (considerada esta duración como la mínima aceptable) contribuye a la mejoría del aprendizaje, al desarrollo social y la salud durante la etapa de la educación primaria. Además mejoran su comportamiento en clase y lógicamente, su rendimiento. Si bien no concluye una relación óptima de tiempo de recreo/tiempo de estudio si deja claro que el juego libre durante este periodo de tiempo tiene unos beneficios innegables, y que incluso aquellos niños y niñas que contaban con este periodo tenían también mejores relaciones con sus padres y madres que quienes no tenían opción de jugar dentro del horario escolar.
A la luz de todo esto, cuando les preguntemos a nuestros hijos e hijas "¿qué tal hoy el cole?", no dejemos pasar por alto el tiempo de recreo pensando que simplemente se dedican a jugar porque hemos visto, es un tiempo importante donde adquieren esos conocimientos y destrezas que no están en los libros. Pueden enorgullecerse de pequeños logros en sus juegos, sentir contrariedad por alguna riña entre compañeros o desplazamiento en determinadas situaciones, la no aceptación de sus compañeras, descubrir nuevas aficiones...

Todo ello, nos aportará una información muy valiosa sobre su evolución y nos permitirá detectar problemas, necesidades, habilidades, etc... que nos ayudarán a encaminar su educación, ayudándoles y aconsejándoles cómo resolver determinadas situaciones en caso necesario.
Evidentemente, todo esto se puede hacer extensible a otros momentos de juego, por ejemplo un rato de parque por las tardes donde se dan cita niños y niñas para descargar tensiones del día, relajarse y jugar. Como es lógico, no acompañan, pero es interesante, cuando la tarde o la jornada del fin de semana lo permitan acercarse a jugar y por supuesto, organizar horarios para que las obligaciones de nuestros hijos e hijas no sean tantas que no les dejen tiempo de esparcimiento, para divertirse, relajarse y aprender jugando, especialmente cuando cada vez más las opciones de ocio tienden a la electrónica y el individualismo restando tiempo a una interacción tan necesaria para el desarrollo personal del individuo.
Beatriz Menéndez
Licenciada en Pedagogía y Especialista
en animación sociocultural

viernes, 12 de abril de 2013

¡Planetas divertidooooooos!


sábado, 23 de febrero de 2013

jueduland

 

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